Me encuentro nadando, después de saltar de la cordillera, necio a pesar de los gritos de los finados, sigo en la corriente, pendenciero humilde que acampa bajo los hilos del sigilo, modesto de mirada, heridas apabullantes que hacen mis brazadas lentas. Voy mas allá porque puedo, con mis hermanos del sur que me llenan el alma de vivencias, del sabor de respirar entre la sangre, de los tuyos, los míos, los nuestros, los que somos.
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