ciclo.


Nacer
Crecer
Segar
Cegar
Perder
Tomar
Vencer
Ceder
Temer
Amar
Azar
Andar
Soledad
Y después la muerte.

Nos(otros).


 Bajo el anhelo de tu espalda y la dulzura de tu cuello.
Por tu perfumado cabello y tus ideas complejas.
Y el miedo que me petrifica
Y las líneas
Y los colores
Y las cadenas que me aprisionan bajo tu calor.
Y el desvelo y tu sueño y mis ganas y el tresillo que se esconde en la melodía debajo del florero.
Y el desconocido que acalla su llanto detrás de la pared azul.
Nos perdemos
Nos encontramos
Nos clasificamos
Nomenclatura perfecta.
Nos desarmamos  y nos reinventamos.
Para después ceder al hastío.

Nocturnos


Me fundo en el jugo de tus miedos cervicales.
Fragmentos de horizonte.
Embarcaciones de madera escondidas en sótanos de sal.
Mantenemos nuestra posición.
Vigías de atalaya
A merced del humor de la marea
Y la luna danzante.
Acortamos distancias con reflejos transparentes.
Mudamos de palabras.
Reptamos bajo el abrigo del neón.
Ávidos del alba.
Los que dormimos de día.

Vencidos.
Trasnochados.
A veces no encontramos la manera de ir en contra de la marea.
 Esperamos.
De pie.
Organismos creciendo a nuestro alrededor
Bajo un ecosistema con tildes y métrica traviesa.
Nos encojemos de hombros.
Fundidos en el paisaje.
Somos una roca con textura cuneiforme.
Arcilla y barro.
 Hilos de oro.
Ojos de amatista.
Y todo comienza en el deseo.

Te lo pido amablemente.


No poseo el talento ni la paciencia para ti
No me acostumbro al deseo de tus labios
Me llevo a mis sueños el gusto de tus pies
Mis ojos cegados por el tiempo

 Camino con precaución de no despertar
Perderme entre las sabanas mirándote
Escuchándote entonar mis melodías
Al compás del lápiz golpeando el papel 

Mhmmmm
Mhmmmm mhmm
Mhmmmm

No puedo con tus ariscos murmullos
ni con tus muecas deformes;
Con tus uñas mordidas
O con tus humores de noche.

No te imagino de otra manera
Solo existes con tus brazos desnudos
Sin ti la vida me sería más fácil
Sin tus llamadas mudas

Dos minutos para las 2

Dos minutos para las 2 y los párpados te pesan más que la negrura de la noche. Sin embargo te embriagas del ruido blanco de la radio y com...