Epístola 23




Va más allá de tus enormes ojos y tus incontables lunares en la espalda.
Esto es sobre tus dientes chuecos y la manera en la que haces ruidos raros al reír.
Sobre todo va de tus manías y los silencios incomodos en el corredor.
Las minucias de tus letras y las avispas del verano.
Más que todo sobre las cicatrices en tus rodillas y la vez que tropezamos “sin querer” en el café de Helena.
Esto es sobre tu suéter gris y el merlot que estaba rancio.
Sobre nuestra relación epistolar y la manera en la que pones puntos a las “i”.
Una sí y otra no.
Esto es sobre la vez que pensé que estaba teniendo un infarto y  te hablé a las 3 de la mañana.
No es sobre despedidas ni desengaños, reclamos o desfases mentales.
Soy yo tratando de descifrar lo que mis labios no han podido decirte al oído esta noche mientras regresamos en el último tren.
No es un perdón ni una excusa.
Solo es mi rara manera de decirte que no concibo tu lado azul.
Y si hoy tú eres sal yo puedo ser el mar.
O el roble adusto del jardín de tu casa.
O simplemente Set el escritorzuelo.

The thought of you.

I’m awake
Driven by the relentless sea
Soaking wet on the thought of you   
Sinking my toes on the sand
A castaway
A nameless
Taken to the sea
Hypnotized by your songs
I’m cherish for your mumble
And your greyish eyes
Can you come with the tide?
Cleansing everything on sight
Rest assure
I’ll don´t make a sound
Breathing slowly
Like a body without form
Shapeless.

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Dos minutos para las 2 y los párpados te pesan más que la negrura de la noche. Sin embargo te embriagas del ruido blanco de la radio y com...