Algún día dejare de llevarte al hastío con mis letras.
Mi bonsái será mi lector.

nota 1,2,3,4,5,6,7.......


Ayer te pensé más tarde que de costumbre, con faldas floreadas y vestidos otoñales, tejiendo bufandas, senil, tierna, con ojos desgastados y articulaciones rebeldes, tus pies no se despegaban del suelo, cadencia aletargada, corazón magullado, recuerdos risibles, todo aquello que fuimos colectando debajo de la cama y que al final voló por la ventana en un descuido. Te imagine cansada de mí y mis escritos redundantes y mis ideas abatidas por el cansancio. Me imagine en tu negación, en lo duro de tu espalda, lastre de besos. Me destetaron a temprana edad, me dieron formula de palabras, ve y no mires atrás, como si hubiera opción. Ayer te pensé como nunca, con la mirada fija y las manos frías, el té tenia polvo y las galletas me rompieron un diente. Te encontré sumisa ante el viento, vas y vienes con el tic-tac caprichoso del reloj, el segundero es amable y se encuentra estacionado entre el 2 y el 3.

Tengo ganas de ti
del mar y sus olas
déjame encontrarte
tengo ganas de ti
de tu llanto
y tus palabras entrecortadas
el viento rival
préndeme en tu frio
dulce crisol
amaranto con miel
mi garganta seca te espera
lléname de tu mirada
enmarcada con tus lentes azules
perdona mis líneas violentas
faltas de carácter
me tiemblan las piernas
te ciñes a mi ser
mar volátil
con todo y tus olas
mujer planeta
quiero ser luna
satélite errante
maravillarme con tu luz
giro a tu alrededor
te mido a distancia
quiero llegar a ti
transbordador de letras
las cien palabras.


Traspapelado
SE BUSCA
Quien me encuentre.

3x1 it's the last name of scam


Amanecí boca arriba
con los muslos azules
sinfonía de discrepancias
mi cuerpo es allanado
hormigas trazando líneas
surcos de mi piel
mi amalgama brilla
en la resolana del sótano
lo rojo de mi boca no es vanidad
alguien me llora
al otro lado del lago
con cuerdas en el bote
mis hijos ven a animales parlantes por el televisor.
Mi trabajo está incompleto
Llegaste tú
Sudando agave
Misantropía reciclada
Maquillaje de oveja
Cola de alacrán
llévame profundo
Donde el azul parece verde.
Me gusta escribir de noche
Se me empareja el alma
La radio es mi compañera
Le cambio despacito
bitácora de desamor.








cien 2.0

Te encontré
Tocando el fondo
por debajo de mis pies
en un vector
radio incalculable
inmaculada definición
no te puedes distorsionar
impeles mis deseos
hueso expuesto
la cicatriz se comió la noche
roedores
ávidos de desperdicio
me caminan por la nuca
soy amigo del callejón
el que no tiene nombre
solo perros muertos
intoxicados
por humanos indigestos
te encontré
tu vestido se asoma
floreado
entre un charco purpura
uñas rotas
olecranones expuestos
te observo
con mi ojo
el que me queda
me rasco la cuenca izquierda
nos llego la noche
la sorpresa
el silencio coadyuvado
cien palabras
punto y aparte.

Seguro


Corriendo sobre manzanas podridas y descansando bajo la copa de un árbol deshidratado, así es como comencé mi día, deseando la noche se nos vino la tarde en la ciénaga, asfixiando nuestros tobillos, mordiéndonos las ganas de volar, con aires de sedición, las canas no son en balde, las risas aun se recuerdan de manera tormentosa. Nadie se dobla, nos rompemos, nos llega la luz por nuestras incontables grietas.
Somos el tormento ajeno, los sin nombre, apellido comunal, Sr. Errante,  don Nadie Errante, un placer. Con un fin obsoleto, los medios me resultan inútiles, las inconmensurables ganas de dar un paso más me hacen caminar en círculos, tratando de morder mi propia cola.
Tradición ganada. Cercena partes de mi cuerpo mientras miro el esfuerzo de un hombre  por no parpadear y el gemir angustioso de una madre al ver a su hijo tirado a media calle, hediondo, bañado en sus propios orines, con la saliva en la camisa, enfermo de nostalgia, una mujer se la inyecto entre los dedos de los pies, atrás del muslo izquierdo. El pecado que se paga con la muerte se esconde entre la justificación de hechos y las pinceladas de pueblos sombríos, habidos de orden. Quieren agua en sus bocas, deseosos de no tener más sangre en sus manos, pisar en firme como cuando eran jóvenes, escudo familiar reluciente y botas sin fango. Tan solo hace falta cerrar los ojos por un momento para no querer abrirlos a esta realidad que no es cortes ni valiente, no hay duelo que no gane, no vacila en sacudirnos los dientes, nos patea aun cuando estamos tirados, inconscientes y sudorosos, cuando hemos tirado la toalla en nuestro último suspiro.
Don Nadie Errante, un gusto.

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Quiero verte
A ti y a tu suéter gris.

i say twice i say thrice i say four times...

Es difícil descubrir lo que tienes cuando no puedes mantener nada en tus bolsillos y nadie te sostiene la mirada, vives siendo esquivado entre las pisadas multitudinarias de la oleada cotidiana que mezcla los humores de cientos de personas que salen a esconderse entre la muchedumbre. Te gusta verte como una lapida andante, sin epitafio, de colores, con una rosa en la parte de arriba, blanca y con espinas. El bullicio matutino te alcanza, aroma de café, pensamientos insipientes que se escurren entre las servilletas formando pequeñas manchas en nuestra memoria. Tratas de retener un solo escenario en el cual puedas no ser tu mismo pero la realidad te golpea al darte cuenta de que vas demasiado tarde al trabajo y dejaste de creer en el reloj, te sientas al final del autobús esperando que puedas escaparte de vuelta a casa antes de decirle a tu jefa que no has terminado las formas fiscales que están pendientes o das varias vueltas en el metro para no llegar a casa y escuchar en la contestadora que tu esposa sigue esperando que firmes los papeles del divorcio. Caminas y vas jugando a no ser tú, te imaginas como aquel hombre que lee una Compilación de Poemas de Leopoldo Marechal, te ves corriendo como aquella pelirroja que siempre canta mientras da vuelta por debajo de tu casa, te imaginas sentado en el café colombiano del centro, leyendo la columna de tu antiguo profesor de literatura universal, viendo el paisaje en un viaje de carretera.
Al final terminaras yendo a casa, escuchando lo que la contestadora tenga que gritarte. No habrá reina alguna en lo que leas ni correrás cantando, el viento no estará sobre tu rostro y no olerás de manera relajada un café molido. Las memorias amigables se han disipado, no hay vestal que te redima.
Solo tú y tu miseria.
El escritor de los poemas grises, se esconde debajo de los bultos de basura, acurrucándose junto a un perro rabioso que le mueve la cola, las hormigas le caminan en la lengua, el sol le quema la espalda, dos pies y solo nueve dedos.

Dos minutos para las 2

Dos minutos para las 2 y los párpados te pesan más que la negrura de la noche. Sin embargo te embriagas del ruido blanco de la radio y com...