none1.0.23


Yo quisiera, si es posible que muriera la parte de mis entrañas en donde se encuentran los recuerdos de tus manías.

sinexito


A veces me releo para ver si alguna vez escribí algo bueno (en cualquier sentido que la palabra “bueno” pueda existir).
Sigo buscando…

Gris+


Carriles en simetría llevando en sus hombros carros llenos de desperdicios metalúrgicos. Elevadores subterráneos que te llevan hacia niveles con números negativos. Una mina llena de cristales opacos. Diamantes suaves. Repasamos una y otra vez el gris pero sigue siendo gris. Nada se refleja en nuestros rostros, la luz no rebota, simplemente pasa a través de nuestros cuerpos desnudos. Desnudos y grises.

La última vez que vi tu rostro, tus ojos arrastraban un sentimiento de nostalgia. Como recordando un sueño que se cumplió y se archivo en un pretencioso escritorio de madera dentro de un cajón con llave, entre las hojas de una libreta con pasta de piel bovina, junto algunas líneas que yo mismo escribí.

“Pensé que te amaba y después vino la lluvia y como el furor de quedarse quieto, fútil y necesario, lleno de melancolía inexplicable, me arrancaste un suspiro con tu silencio.”

Creía  en el color y lo iridiscente de tu piel y tu infinita espalda y tu cuello dulce y lo tibio de tu ser confrontando a mi mente.

Y ahora tan cerca la niebla que no veo mis pies y el llanto ya no es llanto, es lodo, una suciedad tan espesa saliendo de mis ojos y explotando en mis mejillas y llenando el piso gris de este cuarto gris, perdido en el paisaje gris de esta ciudad gris, llena de esta multitud que no puede ver el gris aunque, como lo sospechábamos era una multitud gris, itinerante dentro de su rutina rota y repetitiva.  

Y las nubes y las maquinas y los rostros comunes y la mujer que vende periódico en las mañanas mientras desea ser alguien mas, algún transeúnte en el subterráneo yendo hacia  ninguna parte con música en un volumen que calla los pensamientos y llena con un vacio sonoro la mente promedio.

Y los gritos y el bochorno y las miradas desatendidas y los puños cerrados y las rodillas desgastadas.
Las botas sucias y el vestido azul con olor a humo de cigarrillo.

Directo de tus labios.

Sin forma y ligero.

No es como si pudiera explicártelo dos veces.

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Dos minutos para las 2 y los párpados te pesan más que la negrura de la noche. Sin embargo te embriagas del ruido blanco de la radio y com...