Te encontré, en el lugar menos evidente, clavada en tu carne, con tu uniforme blanco, sonrisa que me describe como ha ido tu mañana.
Quiero un poco de ti y olvidarme de la rehabilitación. Necesito beberte a borbotones, marcar tu piel con mis labios, tomarte por la espalda y fundir mis pulmones con tu nuca.
Quisiera describirte tan solo en dos líneas pero no puedo, tengo que ir mas adentro y hacer un mapa con tus lunares, colocarte un radiotransmisor por si te pierdes de nuevo, entre las algas de la bahía, en el fondo de mis mas polvosos pensamientos.
Te vi caminando por la acera del frente y eso basto para que te soñara con tu pelo amarrado y cantando mientras me preparas el almuerzo lo que casi nunca ocurre pues prefiero cocinar mis propios alimentos. Contigo es diferente, casi puedo imaginar el sabor de tus manos en el arroz.
El goteo constante no me distrajo esta tarde, no es suficiente para sacarte de mi mente. Te soñé y eso podría ser mi condena o mi salvación. Creo que eso se decidirá justo en el momento en el que te encuentre tras abrir la puerta y escuche eso que tanto tienes que decir para mí.
Ahora el miedo esta de lado tomando en cuenta que he dejado archivado mi precepto de que no creo en el amor.
Por ti podría creer también en la combustión espontanea si tan solo me dejaras probar tus labios una vez más.
Dejare a un lado el insomnio y mis malos escritos, solo por esta noche quiero caer en un sueño profundo y encontrarte ahí, no dejarte jamás. A final de cuentas la última vez que pretendí que no existías me forje una armadura defectuosa, quedando desprotegido, vulnerable a la paranoia.
Hoy solo quiero escribir de tus piernas largas y después soñar que me lees, justo después de despertar a mi lado.
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