Me limito a contar los flecos de tu vestido para no realizar ningún comentario condescendiente mientras me cuentas de aquel chico guapo que te sonrió en el pasillo de la facultad y de cómo extrañas que yo te escriba versos describiendo tu cuello o razonando sobre lo incoherente que es tratar de comparar lo que siento por ti con la distancia que hay de la tierra a la luna y recordabas las noches en las que salíamos a bailar esa música sin ritmo y movíamos nuestros pies tratando de no pisarnos de nuevo o cuando mirábamos la misma película cada quien en su casa mientras hablábamos por teléfono y fantaseábamos acerca de todo lo que haríamos si fuéramos atrapados dentro de la pantalla en esa película y como prepararíamos Soufflé de chocolate y beberíamos vino de cartón o las mil y un maneras en las que planeábamos no ser comidos por zombies putrefactos mientras montábamos una motocicleta que tu manejarías la cual nos llevaría a conocer la Patagonia Argentina.
Creo que todo lo hicimos al revés.
Muchas actualizaciones seguidas, Set.
ResponderEliminar¿Mal de amores, quizá?
Tampoco me quiero inmiscuir.
Jajaja para nada, pero me gusta escribir con ese tipo de matiz gris.
ResponderEliminarAdemás no creo en el amor –de pareja-.