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Te pienso como angustia
Como el pesar de un bastardo
La cordura matutina
Después de la noche aural
Gritaste en mis zapatos
Y el eco reboto en tus pestañas
Un rechinido de dientes
Tomamos pan de ajo para el campo
Fuimos despacio
Detrás del susurro
Fuimos el acto inconcluso
Antes del intermedio
Rosetas de maíz
Maquinando mapas en el suelo
Como un señuelo para los que viven de noche
No hay sonido
No hay deseo
Solo un profundo respeto
Por el arrepentimiento
Y las coordenadas sin sentido
Como volando con un solo motor
Círculos de humo
Fuego consumiéndonos
Desde la raíz
Como queriendo saber que pasa
Tal vez más allá del conocimiento inocuo
Conocer tu espalda
Tus ojos  cerrados
Y la  aprensión a despertar
Como si fuera el hoy inofensivo
Y el mañana un incierto amanecer.

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