Yo quisiera, si es posible que muriera la parte de mis entrañas
en donde se encuentran los recuerdos de tus manías.
sinexito
A veces me releo para ver si alguna vez escribí algo bueno (en
cualquier sentido que la palabra “bueno” pueda existir).
Sigo buscando…
Gris+
Carriles en simetría llevando en sus hombros carros llenos
de desperdicios metalúrgicos. Elevadores subterráneos que te llevan hacia
niveles con números negativos. Una mina llena de cristales opacos. Diamantes suaves.
Repasamos una y otra vez el gris pero sigue siendo gris. Nada se refleja en
nuestros rostros, la luz no rebota, simplemente pasa a través de nuestros
cuerpos desnudos. Desnudos y grises.
La última vez que vi tu rostro, tus ojos arrastraban un
sentimiento de nostalgia. Como recordando un sueño que se cumplió y se archivo
en un pretencioso escritorio de madera dentro de un cajón con llave, entre las
hojas de una libreta con pasta de piel bovina, junto algunas líneas que yo
mismo escribí.
“Pensé que te amaba y después vino la lluvia y como el furor
de quedarse quieto, fútil y necesario, lleno de melancolía inexplicable, me
arrancaste un suspiro con tu silencio.”
Creía en el color y
lo iridiscente de tu piel y tu infinita espalda y tu cuello dulce y lo tibio de
tu ser confrontando a mi mente.
Y ahora tan cerca la niebla que no veo mis pies y el llanto
ya no es llanto, es lodo, una suciedad tan espesa saliendo de mis ojos y
explotando en mis mejillas y llenando el piso gris de este cuarto gris, perdido
en el paisaje gris de esta ciudad gris, llena de esta multitud que no puede ver
el gris aunque, como lo sospechábamos era una multitud gris, itinerante dentro
de su rutina rota y repetitiva.
Y las nubes y las maquinas y los rostros comunes y la mujer
que vende periódico en las mañanas mientras desea ser alguien mas, algún transeúnte
en el subterráneo yendo hacia ninguna
parte con música en un volumen que calla los pensamientos y llena con un vacio
sonoro la mente promedio.
Y los gritos y el bochorno y las miradas desatendidas y los
puños cerrados y las rodillas desgastadas.
Las botas sucias y el vestido azul con olor a humo de
cigarrillo.
Directo de tus labios.
Sin forma y ligero.
No es como si pudiera explicártelo dos veces.
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