Ayer te pensé más tarde que de costumbre, con faldas floreadas y vestidos otoñales, tejiendo bufandas, senil, tierna, con ojos desgastados y articulaciones rebeldes, tus pies no se despegaban del suelo, cadencia aletargada, corazón magullado, recuerdos risibles, todo aquello que fuimos colectando debajo de la cama y que al final voló por la ventana en un descuido. Te imagine cansada de mí y mis escritos redundantes y mis ideas abatidas por el cansancio. Me imagine en tu negación, en lo duro de tu espalda, lastre de besos. Me destetaron a temprana edad, me dieron formula de palabras, ve y no mires atrás, como si hubiera opción. Ayer te pensé como nunca, con la mirada fija y las manos frías, el té tenia polvo y las galletas me rompieron un diente. Te encontré sumisa ante el viento, vas y vienes con el tic-tac caprichoso del reloj, el segundero es amable y se encuentra estacionado entre el 2 y el 3.
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