12:21 am


Una musa me ha nacido, No de mí, Para mí. Me da comezón en los dedos,  quiero sacudirme las letras, tinta suspicaz que se enamora del sonido del tren a lo lejos y de mariposas que pasan en cámara lenta mientras está en un viaje por carretera. Sigo atento a las conjunciones sigilosas que se asoman por mis libretas llenas de frases a medias y poemas remendados, ideas políticamente incorrectas, canciones sin rimas, no hay suficiente silencio, el eco de la razón es reminiscente de un adiós que se extendió más de la cuenta. Ahora no hay silencio ni duda, los patrones encontrados en la naturaleza  no me dicen nada, solo tus ojos de caricatura y tus letras impasibles que me relatan una historia tras otra, capítulos enteros de drama y cuentos  con zapatos rotos y cabinas telefónicas.
Esta es la noche del hombre de la capucha azul y de la mujer con una media blanca y la otra roja, los números en el reloj de pulsera avalan la insidiosa espera que hace que uno se muerda las uñas, todos bailan con el jazz latino y muerden manzanas cubiertas de caramelo. Esto es un festival de miradas y roces fortuitos que llevan a un abrumador  ritmo cadencioso a nuestros pies. Hoy despertó mi musa, salió del maletero, se sentó en la silla que no se dobla, tiene corona de oropel, mandato eterno, dedos gastados por cuerdas. Me sudan las manos y hablo torpemente, es el consuelo de inertes el soñar  con la caída libre.
Hoy soñé canción

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