Ando pensando en ser menos, pensar más. Las letras me colman los dedos, me cuento en pedazos, unos más que otros. Al final soy de ti, de ella, de todas, sonrisas tiesas, aplaudan al maestro, canta en las cantinas, come del cenicero, acorde pa’ la que se fue, correspondencia de ideas y las que se van haciendo menos en las butacas del fondo. Acá se juntan todos, los amarillos, los negritos, nosotros, los sin patria, su madre los escupió del  vientre. Cantamos las mismas, que sigan trayendo el curado, el de fresa para ella, avena para el solitario, el de apio para el poeta, tráiganos del blanco para campechanear. Se murió la poesía, no hay métrica en los textos descompuestos, pobre de ideas, como quedándote ciego, ahí sentadito con tu sombrero, limosnero de lectores. Ya esta cachondo, fermentado doble, tibiri tabara en el fondo, con el meneo cadencioso, sonido tropical. El señor con su canastita en la cabeza, cacahuates con limón y chitos de perro, pelando huevos se le viene la noche, la trompeta le mueve los pies, tambora chévere.
Pásele joven, el dos por uno, la hora feliz, damas de compañía, el neón sospechoso , fumigamos el mes pasado. Se van muriendo, los del 14 de honduras, las madres les lloran, hijos sin padre, gobernados por el polvo, los sin oficio, dinero fácil para pasear a la leidy en el bochito, Caribe con rin 14”, la pura sabrosura, la salsa noventera, la cumbia del recuerdo, el chiles, el chato, los sin nombre, las bodeguitas, narcotienda, narcocorrido, la ley de Herodes.
Nací en Garibaldi.
Mi vecino el mariachi.
Nadaba en la tina, cuando era pequeño, antes de que me cortaran la cara.
No me leas, encripto la cadena, código binario, cero, cero, uno, cero, uno y la mitad entre lo demás.
Hay madre, te lloro en silencio, condenadito en el barrio, puesto ambulante, te busco entre  los libros de segunda mano en la lagunilla.
Córtame el fleco como cuando era niño, sopita de papa y paseos con los abuelos, la mantita del avión que trajimos a casa.
Vamos con los españoles, me gustan las historias del país vasco a la hora de la comida.
NO me leas los recuerdos, me caí de la litera y no creo recordar plenamente.
El sidral Mundet era mi favorito.

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