Mi boca tiene espuma por culpa de tus reproches sin sentido.


Hoy ha sido un día de esos en los que observas por horas la pila de sobres que aun no has revisado mientras buscas una manera de que el reloj envejezca más rápido. Ya sabes, uno de esos días en los que estas altamente irritable y discutes imaginariamente con el perro de tu vecino por ser tan escandaloso. Una de esas tardes en las que el café sabe a quemado porque has reciclado demasiadas veces el filtro, el grano y tu taza negra. De esos momentos en los que quisieras estar caminando en el pasto con los pies desnudos o flotando en el océano sin ningún teclado sonando o ese tremendo dolor de cabeza causado por las multitudes.

Hoy la procrastinación se ha apoderado de mi voluntad.

No es como si tuviera grandes planes y estuviera escribiendo una gran novela o sobre el estado de derecho y las corrientes populistas de la política actual. Nunca me ha gustado la política.

Hoy es uno de esos días en los que te cansas de ser definido por omisión y comenzar a ser mas transparente con las personas que te rodean. Ya sabes, decirle a tu mejor amiga que estas completamente enamorado de ella a pesar de que digas que no crees en el concepto del amor en pareja, explicarle a tu madre el por qué necesitas llevar a todo momento audífonos y porque sigues insistiendo en estudiar comunicación y/o letras francesas o explicarle a tu padre que cuando tu estas al volante no necesitas indicaciones evidentes.

-eso es una luz roja.
¿Sabes que significa alto, verdad?
-tu direccional…pon tu direccional.

Solo es uno de esos días en los que el mundo parece más fácil, compacto y manejable si lo miras a través de las sabanas.

Uno de esos días en los que ser un autonombrado “escritorzuelo” cobra sentido.
Odio mi trabajo.

Uno
De
Esos
Días.



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