Estoy aquí, hundido en un sillón
azul, comiendo mandarinas, pensando en la manera de devorar tus
pensamientos, deshilar tus suéter gris, decontruir tus caricias y de
a poco entender la entropía de tus frases inconclusas. Navego en tus
sombras, me guío con la punta de tu dedo indice, añoro tus gritos y
gruñir matutino. Abanico el aire cálido lejos de tu rostro, tus
pestañas humedecen, esperan el momento mas fresco de un sábado
incipiente.
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