Estamos a solo un paso de distancia y no puedo dejar de observar
cada milímetro de tu rostro y ese cosmos en donde no sé donde termina tu hombro y comienza tu cuello. Me pierdo
en la aguda desesperación de no poder hundir mis labios en tus mejillas. Tu
aroma me arranca suspiros llenos de resignación. La profunda agonía de estar
tan cercano e inherentemente distante. Un sentimiento surreal que se apodera de
la parte más coherente de mis pensamientos. No puedo descifrar el gran enigma
en tu mirada.
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